¿Qué son los virus?
Los virus son partículas infecciosas de tamaño ínfimo, por lo que solo podemos visualizarlos con microscopios electrónicos. Sobreviven muy poco tiempo fuera de células
vivas, ya que para subsistir necesitan parasitar las células de otros seres, tanto de personas como
animales o vegetales. También tienen capacidad de infectar a bacterias, hongos y parásitos.
Se reproducen mediante un mecanismo de réplica que les permite multiplicarse con rapidez en el organismo
invadido: una vez invaden un cuerpo y penetran en la célula huésped, los virus se adueñan de la maquinaria que hace que las células funcionen y la reorientan para
producir muchas copias del virus original. Puede llegar a haber hasta 100.000 copias de este, aunque solamente entre el 1% y el 10% de ellas llegarán a ser infecciosas.
Los virus afectan a las células de diferentes formas, pudiendo mutarlas, dañarlas e, incluso,
destruirlas; por ello, son capaces de hacer enfermar a su anfitrión de manera más o menos grave -no en vano, la palabra virus viene del latín y significa ‘veneno’-.
Por ejemplo, pueden provocar afecciones leves como los
resfriados (causados principalmente por los rinovirus o los coronavirus) o
los herpes labiales o vaginales (producidos por los virus VHS-1 o VHS-2), pero también
enfermedades como
la gripe (el responsable es el virus influenza) o tan graves como la
hepatitis o el SIDA (provocadas, respectivamente, por el virus de la hepatitis y el virus de la inmunodeficiencia humana).
En cualquier caso, los virus también tienen propiedades que los hacen interesantes como herramientas para el desarrollo de diferentes estrategias terapéuticas, a partir de
la aplicación de técnicas de biología molecular que los modifican.